Hola ¿Cómo están? Hoy voy a
compartirles unas reflexiones que hace tiempo quiero plasmar en este blog. Más que eso, son un intento de
definir qué es la fantasía, pues he notado que existe mucha gente con una
percepción errónea de lo que representa este género de la literatura, el cine y
el arte en general. La idea no es imponer mi forma de pensar, sino contarles
algunos hechos que pasan desapercibidos a la mayoría, y que seguro les llamarán
la atención tanto como a mí.
Ahora bien. Es difícil decir
estrictamente qué es la fantasía, pues existen muchas definiciones, y todas
podrían ser tan válidas como erróneas. Básicamente, las historias fantásticas
son obras en las que se muestran lugares, personajes y conflictos que giran en
torno a lo sobrenatural, a lo que no es aceptado como real en una época o
civilización determinada. Este último punto me parece el más importante, porque
aunque ahora el mito de los dioses griegos nos parezca una historia fantástica,
los griegos clásicos creían que esos dioses existían. Esto siguiere que lo que
ahora nos parece fantástico, en el pasado no lo fue, o podría dejar de serlo en
el futuro.
Hablando de literatura y cine, uno de
los mitos más extendidos sobre el género, es que va de la mano con lo infantil.
También, de que se trata de un género chato, con poco valor narrativo, y
personajes que resuelven sus problemas gracias a la intervención divina o
valiéndose de actos violentos (yo también creería en ellos viendo las
producciones cada vez más pobres de contenido que nos impone Hollywood). Sin
embargo, el espíritu de la fantasía es completamente distinto.
Las historias fantásticas, los mitos
y los cuentos de hadas acompañan a los humanos casi desde su existencia. Son
resultado de la búsqueda del conocimiento, de ese afán de las personas de darle
un significado a aquello que no lo tiene. En una conferencia que J.R.R.
Tolkien (autor de El señor de los anillos y El
hobbit) dio en 1939, dijo que en los cuentos de hadas los lectores
encuentran la reafirmación de su esperanza, espíritu de lucha y correctas
convicciones morales. Dijo que la fantasía de esos relatos no es más que la
realidad presentada de otra forma: una verdad que muy pocas veces percibimos,
aun cuando nos rodea constantemente.
Les explico de otra manera.
Un escritor llamado G. C.
Chesterton habló de la fantasía utilizando el término Mooreeffoc.
Aunque suena como una palabra de otro planeta, cuando se lo lee al revés se
descubre el término inglés Coffeeroom (en español: salón de
café, o cafetería).
En las cafeterías de Inglaterra, Coffeeroom
suele estar escrita en una ventana, por lo que es común verla al revés cuando
se está en el interior de uno de esos locales. Eso significa que lo simple o
cotidiano puede transformarse si se está dispuesto a verlo de otra manera. La fantasía
no es más que una mirada distinta de las mismas viejas cosas. Tolkien
también llamó a esto Recovery: creía en la fantasía como
una forma de redescubrir el mundo y una necesidad de los seres humanos, puesto
que redescubrir el mundo nos llevará a comprender su verdadero valor, así como
la importancia de preservarlo.
Y yo comparto ese pensamiento. Para
mí, la fantasía es sinónimo de la libertad más pura. Una rebelión contra las
mentiras y los prejuicios. Una forma de conocer al mundo y a las personas que
lo habitan, así como entender de qué manera encajamos en él. Porque somos un
misterio enorme que pide a voces ser descifrado.
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Que seríamos sin la fantasía!!!!
ResponderEliminarExcelente..
Que seríamos sin la fantasía!!!!
ResponderEliminarExcelente..
¡Excelente reflexión! Opino lo mismo.
ResponderEliminarSaludos.
Me gusto tu entrada felicidades
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