Hola ¿Cómo están? Hace unos días leí
el libro Divergente, de Verónica Roth, y me dejó con el
pecho cargado de sentimientos opuestos. Por un lado, entendí por qué a tanta
gente le gusta: tiene capítulos cortos, con un vocabulario simple y
prácticamente la misma forma de narrar los acontecimientos que Los
juegos del hambre (fueron traducidos al español por la misma persona).
Pero también me quedé con el sentimiento de que no valió la pena gastar tanto
dinero en él, y mucho menos en gastar más para leerme la saga completa.
Me explico.
La idea del libro me pareció buena,
y aunque me resultó algo tedioso leer sobre las pruebas de iniciación (que si
ponemos de lado la parte en que saltan de trenes o edificios, no pasan de unos
muchachos practicando patadas con bolsas de arena), debo admitir que sentía
curiosidad por como estos sucesos podían desembocar en una guerra (que no es
spoiler, pues si es una distopía, algo tenía que andar mal en esa sociedad).
Las últimas cien páginas fueron geniales, pero el final (que además es abierto,
porque la historia sigue), no me terminó de convencer.
El detalle que para mí lo arruinó,
tiene que ver con la trama de romance que se desarrolla a lo largo de la
novela:
La chica tímida, algo feúcha, que no tiene experiencia en el amor y que
se enamora del tipo musculoso por el que todas babean. Su amor no tiene ninguna
razón de ser, salvo por el hecho de que, cuando él la toca, una electricidad le
distorsiona todo el cuerpo. Este chico, aunque es guapo y podría tener a
cualquier mujer, también se enamora de la chica tímida y un poco feúcha. No es
por caridad, sino que, inexplicablemente nunca había conocido a una mujer como
ella. Después, empiezan a besarse en cualquier momento (no importa si acababa
de morir su mejor amigo), de forma tan apasionada que casi terminan teniendo
relaciones sexuales, pero que no se concretan porque se supone que es muy
pronto, o porque simplemente a la autora se le antojó.
Lo que me molesta no es el romance
en sí (ustedes saben que no solo leo, sino que he escrito historias de amor); o
que exista tensión sexual, porque es un detalle vital para historias del
genero, y criticarlo sería como decir que un cuento es malo porque tiene
planteamiento, nudo y desenlace; lo que no me gusta es la falta de razón de
ser, aparte de que la protagonista está llena de hormonas.
Además, Divergente es una historia
de aventuras, que plantea algunas críticas a la sociedad. ¿Por qué iba a tener
sí o sí una historia de amor? ¿Es que no pueden convivir un chico y una chica
sin terminar de novios? ¿Tan básicas son las relaciones entre hombres y
mujeres?
De esto se desprende otro detalle
criticable: los triángulos amorosos. En divergente (al menos en el primer
libro, porque no se en los demás), no habían. Tampoco me parecen malos por si
mismos, son otro recurso argumental disponible a los escritores, y atractivo
para los lectores. Lo que sí me parece mal es cuando se abordan de la misma
manera, cuando a la chica se le alborotan las hormonas por un chico y después
por otro, y después está indecisa.
Una historia con un correcto
triangulo amoroso, es Los juegos del Hambre. Tanto si hablamos de Peeta como de
Gale, ambos eran conocidos de Katniss, y marcaron realmente su vida, aun desde
años antes que empezara todo el rollo de Los juegos: existen razones
contundentes por los cuales la protagonista podía enamorarse de uno u otro, no
por las hormonas. Algo que también me gusta, es que la protagonista tampoco es
que le dé mucha importancia al tema del amor, y de hecho termina enamorándose
casi por obligación, porque tanto su vida como la de sus pretendientes
dependían de ello. Además, el asunto del amor es secundario, y no entiendo a
esas chicas (porque sí, no conozco a un lector varón que se hiciera la misma
pregunta) que discuten si Katniss tendría que haberse quedado con Gale o con
Peeta.
¿En serio fue lo único que les
transmitió la historia?
Cuando yo acabé Sinsajo, que es el
tercer libro, estuve horas dándole vueltas a todos los acontecimientos de la
saga, tratando de entender el significado nuevo que le daban los sucesos
finales. De hecho recuerdo (sí, ya sé que me salí un poco del tema), que el
libro de Sinsajo no me estaba gustando, pues si bien tenía acción, sentía que a
la trama le faltaba algo, que la saga no podía terminar de la manera burda en
que se venía pintando. El final no solo fue increíble, sino que me hizo
reconsiderar todo lo que leí del libro, y darme cuenta de que esa sensación
probablemente fue inducida a propósito por la autora. Por eso me encantó.
Volviendo al tema del romance
juvenil, quiero aclarar que este post no es una crítica a las historias de
romance, sino que es la expresión de un deseo. Me gustaría que los libros
juveniles dejen de ofrecernos más versiones del romance entre Edward Cullen y
Bella Swan, porque ese ya apareció en Crepúsculo. El amor no se trata solo de
manos sudorosas y vientres que se contraen llenos de mariposas. Tiene tantos
matices como personas hay en el mundo, y sería genial que los libros empiecen a
reflejarlos.
¿Qué opinan de los romances juveniles?
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vemos!
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