lunes, 7 de diciembre de 2015

Preguntas sobre Harry Potter que ningún fanático puede responder


Hola ¿Cómo están? La semana pasada encontré en internet un artículo titulado: Ningún fan de Harry Potter en el mundo podría responder estas preguntas (click aquí para verlo). En este, el autor afirmaba qué, después de ver las ocho películas, le quedaron preguntas sobre el argumento de la saga y decidió hacer un post para descubrir si alguien tenía las mismas dudas que él. Por supuesto, el 99% de esas dudas, eran fruto de la información que se perdió al adaptar los libros a las películas, y, por lo tanto, tenían respuesta leyendo los mismos.
Sin embargo, la idea del post me pareció interesante, y he aquí que les traigo mi propia versión. Como saben, yo leí todos los libros y vi todas las películas, pero eso no quiere decir que no me haya hecho preguntas sobre la trama o los personajes. Aquí les dejo mis preguntas, así como las respuestas que les doy usando la lógica.

Si podían verlo en El mapa del merodeador ¿Por que tardaron tantos años en descubrir a Peter Pettigrew?


Esta pregunta no me la hice al leer el libro, sino que la vi años después en Facebook, expresada de forma un tanto más divertida: George y Fred Weasley tenían el mapa desde hace años ¿nunca vieron que su hermano dormía  con un hombre?
Mi respuesta es simple. Para encontrar a Peter Pettigrew tenías que estarlo buscando. Es verdad que Ron se llevaba la rata a Hogwarts, pero si sus hermanos usaban el mapa para ver la habitación donde dormía (algo tonto, porque lo lógico es que lo usaran para ver si Snape o Finch estaban patrullando los pasillos),  verían que la misma habitación la compartía con Peter, pero también con Harry Potter y Neville, pues era una habitación compartida. ¿Por qué no pensar que era otro compañero de cuarto? Además, el nombre adquirió significado para Harry porque él se enteró de que fue alguien que traicionó a sus padres, una verdad que se susurraba a puertas cerradas. George y Fred eran unos niños pequeños cuando ocurrió la traición, y no formaban parte de la Orden del Fénix original ¿por qué conocerían esa verdad?

¿Por qué Harry Potter  no vio a los Thestrales desde su primer año en Hogwarts?


Esta pregunta se catapultó a mi mente desde el mismo instante que leí sobre los Thestrales. Se supone que eres capaz de verlos solo después de que viste morir a alguien. ¿Por qué Harry empezó a verlos después de que vio morir a Cedric Diggory, si él ya había visto morir a su madre?
En su momento decidí hacer caso omiso a la pregunta, porque un desliz lo podía tener cualquiera, sobre todo en una historia tan cargada de personajes y misterios, y su existencia no me iba a destrozar la imagen del libro. No obstante, cuando lo pensé en frío me di cuenta de que, al menos hasta donde llega mi memoria (pues hace varios años que leí la saga), en ninguna parte de los libros dice que Harry Potter vio con sus propios ojos la muerte de su madre. Dicen que su mamá se interpuso entre él y Voldemort, intentando protegerlo de la muerte, pero la imagen de Harry parado en la cuna, mirando directo al cadáver de su mamá, nos la implantaron las películas. Perfectamente Harry Potter podría haber estado dormido cuando todo sucedió. Solo recordaba un grito (que pudo provenir de la parte de Voldemort que vivía en él), y una luz verde de cuando le hicieron la cicatriz.

¿Por qué Albus Dumbledore nunca se casó?


Esta me la hice al leer Las reliquias de la muerte, y es un poco más amplia. Como recordarán, Rita Skeeter escribe la historia completa sobre Dumbledore, contando la relación con sus hermanos, así como su relación con Grindelwald. Sin embargo, aunque el libro profundiza en muchos detalles hasta entonces desconocidos sobre el personaje, volviéndolo más tridimensional, no se menciona en ningún momento su vida amorosa.
Debo admitir que esto fue más una sensación de vacío, que una pregunta que me haya hecho formalmente. Una respuesta es que la vida amorosa de Dumbledore no le interesaba a Rita, quien omitió todo lo que le bajara el tono de escándalo a su libro, y tampoco es que tuviera algún peso para la trama de Las Reliquias de la muerte. Además, si ya es raro imaginarse a este personaje como un joven, más lo es imaginárselo tonteando con una chica.
En internet leí que J. K. Rowling afirmó en una entrevista que este personaje era Homosexual, y que era la verdadera razón por la cual no hablaba de su vida amorosa en el libro. Al dejar ese vacío, daba pié a que el lector especulara con la posibilidad de que la relación de amistad entre él y Grindelwald fuera más que ello, y al no decirlo específicamente, permitía al lector que le molestara la idea, hacerle caso omiso.
Desgraciadamente no sé en qué entrevista fue que J.K. Rowling lo dijo, por lo que no podría afirmar con pruebas de que esto es cierto, pero lo creo. Me parece una respuesta convincente, y para nada me baja la opinión que tengo sobre el personaje, que desde el primero hasta el último libro, fue mi favorito.

¿En qué trabaja Harry Potter al final?


En el epílogo no lo dice, pero si le preguntas a cualquiera te dirá de es un Auror, y de hecho existe infinidad de literatura fanfiction que respalda la idea. ¿De verdad es tan obvio?
Es cierto que a lo largo de los libros, Harry Potter expresa su deseo de convertirse en uno, pero entonces estaban Voldemort y sus mortífagos. ¿Todavía son necesarios los Aurores después de que vencieran al mal en la batalla de Hogwarts? Quizás sí, para dar caza a todos los magos que se hubieran escapado y dispersado, aunque sin Voldemort no fueran nada, para evitar justamente que alguien llene el vacío de poder que dejó la muerte del señor tenebroso. ¿Y qué me dicen de su familia? ¿Harry Potter querría dedicarse a la caza de magos malvados después de las penurias que vivió al luchar contra Voldemort? ¿No sería reacio a meterse en esa clase de problemas a sabiendas de que corre el riego de morir él, y por lo tanto, que su familia termine perjudicada? ¿De verdad no le quedó alguna secuela psicológica?
Esta es tan solo una de las preguntas que me dejó el final de la historia. Otra cosa que me pregunto, es ¿quién crió al hijo de Lupin y Tonks? O ¿De qué forma afectó la muerte de Fred Weasley a su familia? ¿Siguieron estimando de igual forma a Harry Potter? ¿O, aunque sepan que es injusto, lo culparían por su muerte?
Y otra pregunta para la que encontré una respuesta en James Potter y La maldición del guardián: ¿Qué pasó con el cadáver de Lord Voldemort? En la película se esfumaba, pero en el libro quedaba tirado en medio del Gran Salón. ¿Quién se animó a juntarlo? ¿Lo enterraron? ¿Lo quemaron junto a una pila de mortífagos y esparcieron sus cenizas por el lago?

Hasta aquí la entrada de hoy. La idea no era justificar vacíos argumentales, puesto que es cuestión de entender el mundo de la saga para encontrarles solución, aún en el supuesto caso de que se consideren como tales. La idea es ejercitar la capacidad para cuestionar y, más importante aún, darle una respuesta convincente a cualquier pregunta usando la lógica. De esta práctica surgen y se expanden las ideas para los libros, pero también nos ayuda a no tragarnos todo lo que vemos, oímos y leemos, solo porque otros lo creen o lo apoyan. Hacernos preguntas y pensar no es una pérdida de tiempo, sin importar el tema que tratemos.
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jueves, 3 de diciembre de 2015

Críticas al romance juvenil



Hola ¿Cómo están? Hace unos días leí el libro Divergente, de Verónica Roth, y me dejó con el pecho cargado de sentimientos opuestos. Por un lado, entendí por qué a tanta gente le gusta: tiene capítulos cortos, con un vocabulario simple y prácticamente la misma forma de narrar los acontecimientos que Los juegos del hambre (fueron traducidos al español por la misma persona). Pero también me quedé con el sentimiento de que no valió la pena gastar tanto dinero en él, y mucho menos en gastar más para leerme la saga completa.

Me explico.
La idea del libro me pareció buena, y aunque me resultó algo tedioso leer sobre las pruebas de iniciación (que si ponemos de lado la parte en que saltan de trenes o edificios, no pasan de unos muchachos practicando patadas con bolsas de arena), debo admitir que sentía curiosidad por como estos sucesos podían desembocar en una guerra (que no es spoiler, pues si es una distopía, algo tenía que andar mal en esa sociedad). Las últimas cien páginas fueron geniales, pero el final (que además es abierto, porque la historia sigue), no me terminó de convencer.
El detalle que para mí lo arruinó, tiene que ver con la trama de romance que se desarrolla a lo largo de la novela:
La chica tímida, algo feúcha, que no tiene experiencia en el amor y que se enamora del tipo musculoso por el que todas babean. Su amor no tiene ninguna razón de ser, salvo por el hecho de que, cuando él la toca, una electricidad le distorsiona todo el cuerpo. Este chico, aunque es guapo y podría tener a cualquier mujer, también se enamora de la chica tímida y un poco feúcha. No es por caridad, sino que, inexplicablemente nunca había conocido a una mujer como ella. Después, empiezan a besarse en cualquier momento (no importa si acababa de morir su mejor amigo), de forma tan apasionada que casi terminan teniendo relaciones sexuales, pero que no se concretan porque se supone que es muy pronto, o porque simplemente a la autora se le antojó.
Lo que me molesta no es el romance en sí (ustedes saben que no solo leo, sino que he escrito historias de amor); o que exista tensión sexual, porque es un detalle vital para historias del genero, y criticarlo sería como decir que un cuento es malo porque tiene planteamiento, nudo y desenlace; lo que no me gusta es la falta de razón de ser, aparte de que la protagonista está llena de hormonas.
Además, Divergente es una historia de aventuras, que plantea algunas críticas a la sociedad. ¿Por qué iba a tener sí o sí una historia de amor? ¿Es que no pueden convivir un chico y una chica sin terminar de novios? ¿Tan básicas son las relaciones entre hombres y mujeres?
De esto se desprende otro detalle criticable: los triángulos amorosos. En divergente (al menos en el primer libro, porque no se en los demás), no habían. Tampoco me parecen malos por si mismos, son otro recurso argumental disponible a los escritores, y atractivo para los lectores. Lo que sí me parece mal es cuando se abordan de la misma manera, cuando a la chica se le alborotan las hormonas por un chico y después por otro, y después está indecisa.
Una historia con un correcto triangulo amoroso, es Los juegos del Hambre. Tanto si hablamos de Peeta como de Gale, ambos eran conocidos de Katniss, y marcaron realmente su vida, aun desde años antes que empezara todo el rollo de Los juegos: existen razones contundentes por los cuales la protagonista podía enamorarse de uno u otro, no por las hormonas. Algo que también me gusta, es que la protagonista tampoco es que le dé mucha importancia al tema del amor, y de hecho termina enamorándose casi por obligación, porque tanto su vida como la de sus pretendientes dependían de ello. Además, el asunto del amor es secundario, y no entiendo a esas chicas (porque sí, no conozco a un lector varón que se hiciera la misma pregunta) que discuten si Katniss tendría que haberse quedado con Gale o con Peeta.
¿En serio fue lo único que les transmitió la historia?
Cuando yo acabé Sinsajo, que es el tercer libro, estuve horas dándole vueltas a todos los acontecimientos de la saga, tratando de entender el significado nuevo que le daban los sucesos finales. De hecho recuerdo (sí, ya sé que me salí un poco del tema), que el libro de Sinsajo no me estaba gustando, pues si bien tenía acción, sentía que a la trama le faltaba algo, que la saga no podía terminar de la manera burda en que se venía pintando. El final no solo fue increíble, sino que me hizo reconsiderar todo lo que leí del libro, y darme cuenta de que esa sensación probablemente fue inducida a propósito por la autora. Por eso me encantó.
Volviendo al tema del romance juvenil, quiero aclarar que este post no es una crítica a las historias de romance, sino que es la expresión de un deseo. Me gustaría que los libros juveniles dejen de ofrecernos más versiones del romance entre Edward Cullen y Bella Swan, porque ese ya apareció en Crepúsculo. El amor no se trata solo de manos sudorosas y vientres que se contraen llenos de mariposas. Tiene tantos matices como personas hay en el mundo, y sería genial que los libros empiecen a reflejarlos.

¿Qué opinan de los romances juveniles? ¿Tienen algún favorito? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo. También pueden seguirme en Google+ y en Facebook. Los botones están a la derecha ¡Nos vemos!

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Mi experiencia con el Fanfiction


Hola ¿Cómo están? Los Fanfictions son historias escritas por fans que toman prestados personajes y mundos de sus autores preferidos, y le agregan un toque personal. Por lo que he leído en Internet, es una moda que empezaron los fanáticos de la serie Star Trek, que escribían historias donde ellos mismos tenían aventuras (muchas de ellas románticas) a bordo de la nave Enterprise. En la actualidad, sin embargo, está más de moda escribir sobre las sagas de Harry Potter y Crepúsculo. Tanto de una rama como de la otra, han surgido historias que destacan por sí mismas. Como la trilogía de James Potter, escrita por Norman Lippert, y Las Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James (Sí, la historia surgió como un fanfiction de Crepúsculo).
La cuestión es que, antes de que yo empezara a escribir mis propias historias, gané experiencia haciendo Fanfictions, aunque entonces no sabía que se les llamaba así. Digo “gané”, porque con ellos aprendí mucho sobre cómo se estructuran las buenas historias, y me enseñaron a amar el arte de crearlas.
Desde que tengo memoria, he apilado cuadernos repletos de dibujos. A los diez años, me di cuenta de que, si unía varias imágenes podía crear una historia. Las primeras que creé eran muy simples, la mayoría de guerra y no tenían personajes, pero con el tiempo fui creando algunos. Entre los que más recuerdo, están Mac Fayer, que era una especie de agente secreto que no estaba muy bien de la cabeza, algo así como el inspector de La pantera rosa; y Sclimb, que era una especie de Indiana Jones. De todas maneras, sus aventuras siguieron siendo simples secuencias de acción, una tras otra, sin que mediara un conflicto principal que hubiera que resolver, y casi sin diálogos.
La sofisticación llegó cuando hice que estos personajes protagonizaran mis propias versiones de películas que me gustaban. Las que más veces homenajeé, fueron las películas Límite Vertical, Armageddon, y la saga de Star Wars.


Límite vertical es una película sobre unos escaladores que deben rescatar a unas personas que quedaron atrapadas en una avalancha, cerca de la cima del K2, la montaña más alta después del Everest. En su momento, me pareció una película tan buena que hice al menos una decena de versiones en cómic, algunas de ellas irreconocibles. La más loca tenía de protagonistas a varios astronautas que quedaban atrapados en Marte, y debían escalar el Monte Olimpo (la montaña más alta del sistema solar, que es tres veces el monte Everest), para colocar una antena que les permitiera comunicarse con el Planeta Tierra.


Mi obsesión con Armageddon no fue menor. Esta puede tener una trama burda, pero cuando era niño era de mis películas favoritas. Sobre todo por el tema de las naves y las explosiones, y su música me apasionó durante años. De aquí también que me gustara toda película en la que apareciera un meteorito, las cuales también tuvieron mi homenaje. Irónicamente, el mejor Fanfiction que hice sobre una película de desastres fue sobre la película La roca del juicio final, para la que inventé un personaje mujer que se robó toda la historia, y le dio un toque de sensibilidad que por aquel entonces mis cómics no tenían.


Puedo decir que ambas historias me enseñaron mucho, pero no tanto como Star Wars. Esta saga inspiró muchas de mis primeras secuencias, pero más tarde, cuando decidí hacer mi propia versión de La amenaza fantasma (un episodio que no sé por qué todos odian tanto, pues a mí me encanta), fue cuando empecé a apreciar el trabajo que cuesta crear una historia y lograr que sea coherente.
El tema es que no respeté la trama, sino que usé mis propios personajes, y cree razones para que estos tuvieran que librar otras batallas. También es mi cómic con más escenas de diálogo, que por otra parte no copié de la película, sino que tenía claro donde debían desembocar e improvisé agregando mis propias tramas. Esto hizo crecer mi imaginación: planeaba otros fanfictions sobre Star Wars, usando tramas que inventé yo en un 100% (La más sofisticada iba a contar el surgimiento de los Jedis, así como su primera batalla contra el mal), y esta situación hizo que coqueteara con la posibilidad de escribirlas primero en un libro, y transformarlas más tarde en comic.


Al final, la idea no prosperó. El cómic sobre La amenaza fantasma se me fue de las manos, pues en un momento, se me ocurrió que sería divertido que  Anakin Sky Walker encontrara en el sótano de su casa un ropero que te llevaba a Narnia, y empecé a contar mi propia versión de El león, la bruja y el ropero, protagonizada por los personajes de Star Wars (mis personajes mutantes, je,je,je). Esto, que solo logró que dejara inacabado el cómic, lo hice porque sentía que este era una pérdida de tiempo, y deseaba embarcarme en un proyecto propio, más original.
En mis dedos se acumulaba la electricidad del escritor.
Les cuento esto para demostrar que el crear no es sinónimo de original, o nuevo. Crear es una necesidad, y por sobre todas las cosas debe ser divertido. No importa el producto. Recrear las historias que me gustan me dio la práctica y los conocimientos necesarios para crear las mías propias. Lo único que lamento es no conservar esos cómics en la actualidad, solo tengo el de Star Wars, y está un poco estropeado.
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martes, 1 de diciembre de 2015

No estoy bloqueado, solo estoy distraído


Hola ¿Cómo están? Como verán, hace bastante tiempo que no escribo para este blog, y la verdad no es por falta de ideas. Tampoco es que no tenga tiempo, o acceso a internet. Sin embargo, no he escrito ni para el blog, ni he avanzado en mis proyectos de escritura.
¿Significa que estoy bloqueado?
Eso pensaba, porque era encender la computadora y abrir el Word, para que todas mis ganas de escribir desaparecieran. Probé hacerlo en la noche y levantándome temprano, antes de ir a trabajar, pero nada. He aquí que el otro día estaba leyendo un artículo de un blog, donde hablaban sobre la inspiración, y abajo encontré un comentario de una suscriptora que me quedó más grabado en la mente que el artículo en sí. En el comentario, ella decía que la mayoría de las personas que empiezan a escribir, escriben solo cuando están inspirados y el resto del tiempo abren Facebook, Twitter o cualquiera de las famosas redes sociales y se quejan de que están bloqueados. Para ella, eso no era estar bloqueados, sino estar distraídos.
Leer ese comentario movió un engranaje que estaba oxidado en mi cabeza. Sabía que era cierto, aun antes de verlo plasmado en palabras. Se desde hace años que es inútil esperar a que te llegue la inspiración antes de escribir, y que, si esta llega, será después de que te hallas puesto a escribir por voluntad propia. Y también sabía que no estaba bloqueado, sino que mi dificultad para sentarme a escribir era culpa de distracciones.
Uno de los problemas más grandes cuando te decides a ser escritor, es encontrar la manera de vencer la resistencia a escribir. Suena loco, pero es cierto. Aunque escribir es placentero, también cuesta trabajo, y la mente humana trata de evitar todo aquello que le exige gastar energías. ¿Por qué sentarme a escribir en Word, si a dos clicks tengo una carpeta llena de películas que podría mirar? Aunque mi computadora no tiene internet, está llena a rebosar de películas, videos musicales y juegos. No soy muy fan de los juegos, pero sí de las películas y la música, y es solo encender la computadora para que el ratón vaya a plantarse encima de la carpeta que las contiene.
En otras palabras, llegue a la conclusión de que la computadora me está distrayendo.
Soy el primero en admitir que es una herramienta vital si quieres ser escritor en el mundo de hoy, y de hecho fue la razón por la que me compré una computadora en primer lugar. Yo antes escribía con lápiz y papel, y antes de escribir dibujaba comics, por lo cual nunca fui muy adicto al mundo de las computadoras. Lo que me atraía, era la posibilidad de editar los textos con mayor facilidad, además del hecho de que quedan más prolijos. No obstante, creo que llegó el tiempo de volver a mis orígenes. No voy a abandonar la escritura digital, sino que tengo planeado escribir parte a mano y editar después en la computadora, aunque no será la única medida que tomaré.
Quiero establecer metas de escrituras que tratare de tomar lo más enserio posible. Tampoco descarto volver a usar algunas de las técnicas que me ayudaron a escribir mi primera novela, como escribir con cronometro. Esta última la leí en un blog que se llama Escribe Romántica (Click aquí para ver la página), y consiste en escribir en periodos de hasta veinte minutos, y descansar por cinco minutos. Los tiempos deben ser estrictamente respetados, y créanme que funciona. La razón por la cual la abandoné, es que llegaba a un punto en que mi concentración al escribir era tal, que me costaba abandonar el mundo de la historia para tomarme un descanso.
Hasta aquí el articulo de hoy. Lo más irónico de él, es que me sirvió de herramienta para probar el punto de que estoy distraído, puesto que, aunque tenía una idea vaga de lo que quería hablar, no me sentía “inspirado”. Fue cuestión de hacer frente a la resistencia mental y a las dos oraciones ya estaba escribiendo fluido. La calidad es tema aparte (je,je,je).
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