miércoles, 2 de diciembre de 2015

Mi experiencia con el Fanfiction


Hola ¿Cómo están? Los Fanfictions son historias escritas por fans que toman prestados personajes y mundos de sus autores preferidos, y le agregan un toque personal. Por lo que he leído en Internet, es una moda que empezaron los fanáticos de la serie Star Trek, que escribían historias donde ellos mismos tenían aventuras (muchas de ellas románticas) a bordo de la nave Enterprise. En la actualidad, sin embargo, está más de moda escribir sobre las sagas de Harry Potter y Crepúsculo. Tanto de una rama como de la otra, han surgido historias que destacan por sí mismas. Como la trilogía de James Potter, escrita por Norman Lippert, y Las Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James (Sí, la historia surgió como un fanfiction de Crepúsculo).
La cuestión es que, antes de que yo empezara a escribir mis propias historias, gané experiencia haciendo Fanfictions, aunque entonces no sabía que se les llamaba así. Digo “gané”, porque con ellos aprendí mucho sobre cómo se estructuran las buenas historias, y me enseñaron a amar el arte de crearlas.
Desde que tengo memoria, he apilado cuadernos repletos de dibujos. A los diez años, me di cuenta de que, si unía varias imágenes podía crear una historia. Las primeras que creé eran muy simples, la mayoría de guerra y no tenían personajes, pero con el tiempo fui creando algunos. Entre los que más recuerdo, están Mac Fayer, que era una especie de agente secreto que no estaba muy bien de la cabeza, algo así como el inspector de La pantera rosa; y Sclimb, que era una especie de Indiana Jones. De todas maneras, sus aventuras siguieron siendo simples secuencias de acción, una tras otra, sin que mediara un conflicto principal que hubiera que resolver, y casi sin diálogos.
La sofisticación llegó cuando hice que estos personajes protagonizaran mis propias versiones de películas que me gustaban. Las que más veces homenajeé, fueron las películas Límite Vertical, Armageddon, y la saga de Star Wars.


Límite vertical es una película sobre unos escaladores que deben rescatar a unas personas que quedaron atrapadas en una avalancha, cerca de la cima del K2, la montaña más alta después del Everest. En su momento, me pareció una película tan buena que hice al menos una decena de versiones en cómic, algunas de ellas irreconocibles. La más loca tenía de protagonistas a varios astronautas que quedaban atrapados en Marte, y debían escalar el Monte Olimpo (la montaña más alta del sistema solar, que es tres veces el monte Everest), para colocar una antena que les permitiera comunicarse con el Planeta Tierra.


Mi obsesión con Armageddon no fue menor. Esta puede tener una trama burda, pero cuando era niño era de mis películas favoritas. Sobre todo por el tema de las naves y las explosiones, y su música me apasionó durante años. De aquí también que me gustara toda película en la que apareciera un meteorito, las cuales también tuvieron mi homenaje. Irónicamente, el mejor Fanfiction que hice sobre una película de desastres fue sobre la película La roca del juicio final, para la que inventé un personaje mujer que se robó toda la historia, y le dio un toque de sensibilidad que por aquel entonces mis cómics no tenían.


Puedo decir que ambas historias me enseñaron mucho, pero no tanto como Star Wars. Esta saga inspiró muchas de mis primeras secuencias, pero más tarde, cuando decidí hacer mi propia versión de La amenaza fantasma (un episodio que no sé por qué todos odian tanto, pues a mí me encanta), fue cuando empecé a apreciar el trabajo que cuesta crear una historia y lograr que sea coherente.
El tema es que no respeté la trama, sino que usé mis propios personajes, y cree razones para que estos tuvieran que librar otras batallas. También es mi cómic con más escenas de diálogo, que por otra parte no copié de la película, sino que tenía claro donde debían desembocar e improvisé agregando mis propias tramas. Esto hizo crecer mi imaginación: planeaba otros fanfictions sobre Star Wars, usando tramas que inventé yo en un 100% (La más sofisticada iba a contar el surgimiento de los Jedis, así como su primera batalla contra el mal), y esta situación hizo que coqueteara con la posibilidad de escribirlas primero en un libro, y transformarlas más tarde en comic.


Al final, la idea no prosperó. El cómic sobre La amenaza fantasma se me fue de las manos, pues en un momento, se me ocurrió que sería divertido que  Anakin Sky Walker encontrara en el sótano de su casa un ropero que te llevaba a Narnia, y empecé a contar mi propia versión de El león, la bruja y el ropero, protagonizada por los personajes de Star Wars (mis personajes mutantes, je,je,je). Esto, que solo logró que dejara inacabado el cómic, lo hice porque sentía que este era una pérdida de tiempo, y deseaba embarcarme en un proyecto propio, más original.
En mis dedos se acumulaba la electricidad del escritor.
Les cuento esto para demostrar que el crear no es sinónimo de original, o nuevo. Crear es una necesidad, y por sobre todas las cosas debe ser divertido. No importa el producto. Recrear las historias que me gustan me dio la práctica y los conocimientos necesarios para crear las mías propias. Lo único que lamento es no conservar esos cómics en la actualidad, solo tengo el de Star Wars, y está un poco estropeado.
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