Hola ¿Cómo están? Los Fanfictions
son historias escritas por fans que toman prestados personajes y mundos de sus
autores preferidos, y le agregan un toque personal. Por lo que he leído en
Internet, es una moda que empezaron los fanáticos de la serie Star
Trek, que escribían historias donde ellos mismos tenían aventuras
(muchas de ellas románticas) a bordo de la nave Enterprise. En la
actualidad, sin embargo, está más de moda escribir sobre las sagas de Harry
Potter y Crepúsculo. Tanto de una rama como de la otra, han surgido
historias que destacan por sí mismas. Como la trilogía de James Potter, escrita por
Norman
Lippert, y Las Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James (Sí, la
historia surgió como un fanfiction de Crepúsculo).
La cuestión es que, antes de que yo
empezara a escribir mis propias historias, gané experiencia haciendo
Fanfictions, aunque entonces no sabía que se les llamaba así. Digo “gané”,
porque con ellos aprendí mucho sobre cómo se estructuran las buenas historias, y
me enseñaron a amar el arte de crearlas.
Desde que tengo memoria, he apilado
cuadernos repletos de dibujos. A los diez años, me di cuenta de que, si unía
varias imágenes podía crear una historia. Las primeras que creé eran muy
simples, la mayoría de guerra y no tenían personajes, pero con el tiempo fui
creando algunos. Entre los que más recuerdo, están Mac Fayer, que era una
especie de agente secreto que no estaba muy bien de la cabeza, algo así como el
inspector de La pantera rosa; y Sclimb, que era una especie de Indiana
Jones. De todas maneras, sus aventuras siguieron siendo simples
secuencias de acción, una tras otra, sin que mediara un conflicto principal que
hubiera que resolver, y casi sin diálogos.
La sofisticación llegó cuando hice
que estos personajes protagonizaran mis propias versiones de películas que me
gustaban. Las que más veces homenajeé, fueron las películas Límite
Vertical, Armageddon, y la saga de Star Wars.
Límite vertical es una
película sobre unos escaladores que deben rescatar a unas personas que quedaron
atrapadas en una avalancha, cerca de la cima del K2, la montaña más alta
después del Everest. En su momento, me pareció una película tan buena que
hice al menos una decena de versiones en cómic, algunas de ellas
irreconocibles. La más loca tenía de protagonistas a varios astronautas que
quedaban atrapados en Marte, y debían escalar el Monte
Olimpo (la montaña más alta del sistema solar, que es tres veces el
monte Everest), para colocar una antena que les permitiera comunicarse con el
Planeta Tierra.
Mi obsesión con Armageddon no fue menor.
Esta puede tener una trama burda, pero cuando era niño era de mis películas
favoritas. Sobre todo por el tema de las naves y las explosiones, y su música
me apasionó durante años. De aquí también que me gustara toda película en la
que apareciera un meteorito, las cuales también tuvieron mi homenaje.
Irónicamente, el mejor Fanfiction que hice sobre una película de desastres fue
sobre la película La roca del juicio final, para la que inventé un personaje
mujer que se robó toda la historia, y le dio un toque de sensibilidad que por
aquel entonces mis cómics no tenían.
Puedo decir que ambas historias me
enseñaron mucho, pero no tanto como Star Wars. Esta saga inspiró muchas
de mis primeras secuencias, pero más tarde, cuando decidí hacer mi propia
versión de La amenaza fantasma (un episodio que no sé por qué todos odian
tanto, pues a mí me encanta), fue cuando empecé a apreciar el trabajo que
cuesta crear una historia y lograr que sea coherente.
El tema es que no respeté la trama,
sino que usé mis propios personajes, y cree razones para que estos tuvieran que
librar otras batallas. También es mi cómic con más escenas de diálogo, que por
otra parte no copié de la película, sino que tenía claro donde debían
desembocar e improvisé agregando mis propias tramas. Esto hizo crecer mi
imaginación: planeaba otros fanfictions sobre Star Wars, usando tramas que
inventé yo en un 100% (La más sofisticada iba a contar el surgimiento de los Jedis,
así como su primera batalla contra el mal), y esta situación hizo que
coqueteara con la posibilidad de escribirlas primero en un libro, y
transformarlas más tarde en comic.
Al final, la idea no prosperó. El
cómic sobre La amenaza fantasma se me fue de las manos, pues en un momento,
se me ocurrió que sería divertido que Anakin
Sky Walker encontrara en el sótano de su casa un ropero que te llevaba
a Narnia,
y empecé a contar mi propia versión de El león, la bruja y el ropero,
protagonizada por los personajes de Star Wars (mis personajes mutantes,
je,je,je). Esto, que solo logró que dejara inacabado el cómic, lo hice porque
sentía que este era una pérdida de tiempo, y deseaba embarcarme en un proyecto
propio, más original.
En mis dedos se acumulaba la
electricidad del escritor.
Les cuento esto para demostrar que el
crear no es sinónimo de original, o nuevo. Crear es una necesidad, y por sobre
todas las cosas debe ser divertido. No importa el producto. Recrear las historias
que me gustan me dio la práctica y los conocimientos necesarios para crear
las mías propias. Lo único que lamento es no conservar esos cómics en la
actualidad, solo tengo el de Star Wars, y está un poco estropeado.
¿Alguna vez quisieron imitar a sus
ídolos igual que yo? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo. También
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vemos!
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