miércoles, 4 de febrero de 2015

El diario del escritor: ¿Por qué escribir?



 Hola chicos ¿Cómo están? Les voy a presentar El diario del escritor. Ya saben que estoy escribiendo una novela y me pareció interesante contarles un poco del proceso que me llevó a entrar de lleno en el mundo de las letras. Lo haré a través de una serie de post, que inicio desde ahora hablando de lo más elemental: ¿Por qué empecé a escribir?

Antes dibujaba todo el tiempo. Mi madre estudió arte y mi padre era fanático de los comics (en su adolescencia, y no era Friki), lo que acarreó que dibujara de una forma bastante decente, así que me influyeron. Llené cuadernos enteros con dibujos que iban desde los clásicos dinosaurios (uno de mis temas preferidos), hasta cualquier imagen loca que tuviera en el cerebro.

Estos dibujos fueron mejorando en calidad con el paso de los años. Entre los once y los doce años, cuando cursaba el último grado de la escuela e iniciaba la secundaria, me di cuenta de que si ponía un dibujo junto otro podía crear una historia. En esa época, además, fue cuando descubrí mi pasión por la lectura. Ambas revelaciones me llevaron a crear mis propios cuentos a través de historietas.

Esas historietas eran simples secuencias al inicio, que ganaron sofisticación a medida que los cuadernos se apilaban en mi escritorio. Los que me conocen de esa época, se acordarán de mi famoso comic sobre Star Wars, ese larguísimo que jamás acabé, y del que dejo unas imágenes a continuación (Perdón por la resolución, pero mi celular es jurásico). El punto es que la sofisticación de las ideas que servían de motor para las historias narradas en los comics, creció de tal forma, que sentí que el canal me quedaba chico. Tenía más ideas de las que podía dibujar.










Los libros que leía contribuyeron a esa situación. Entre los quince y los diecisiete llegaron a mis manos tres historias que cambiarían mi forma de pensar para siempre: El señor de los anillos, Las Crónicas de Narnia, y Harry Potter.

El señor de los anillos fue la primera historia fantástica que leí. A los cuatro capítulos ya estaba soñando con mis propios mundos ficticios, con espadas, castillos y leyendas. Mundos que quise llevar a la historieta, pero que me parecían muy complejos, así que solo veía una solución. Tenía que desarrollarlos por escrito antes de ponerme a dibujarlos.

Decirlo era más fácil que hacerlo, y desistí incluso antes de tomar el lápiz.Los que leyeron a Tolkien sabrán que sus libros son masas de letras que intimidan de solo verlos. Mi forma de escribir, pensé entonces, no estaba a la altura de las exigencias de una historia fantástica.

Entonces llegó Narnia. Ya había visto la película y leer el libro solo sirvió para impactarme más. “No puedo creer que una historia tan asombrosa como Las Crónicas de Narnia, esté narrada de manera tan simple”, pensé. La prosa de C.S. Lewis dista mucho de ser simple, pero me lo pareció comparada con la de Tolkien, y al día siguiente estaba otra vez planeando escribir una historia de fantasía. En esa época también estaba leyendo la saga de Harry Potter, y en mi mente se desarrolló la siguiente suma: Ganas de escribir historia de fantasía + Fanatismo creciente por los magos y los mundos ocultos = DEBO ESCRIBIR UNA HISTORIA SOBRE MAGOS.

Ok. Les expliqué como me llegó la idea de escribir mi primera novela (que no es La Princesa Valiente: esta es como la cuarta), pero falta el momento en que me decidí a tomar el lápiz, y para llegar a esto tuve otra influencia. Fue un compañero del liceo, que seguramente me odie por nombrarlo, pero es Facundo Strazzarino.

Facundo escribe y de hecho tiene un blog al que pueden ir tocando aquí (Léanlo, está muy bueno). Tal vez no lo recuerde, pero en esa época, cuando todos esos procesos ocurrían en mi cabeza, le conté que quería escribir una historia y él siempre me dio ánimos. Cada algún tiempo me preguntaba si había empezado a escribir y me decía que quería leer lo que creara. Fueron palabras simples, pero que adquirían importancia viniendo de alguien que no solo escribe, sino que además es talentoso.

Sé que los estoy aburriendo con esta charla y se preguntan a qué quiero llegar. Es a esto: se puede empezar a escribir con sueños de fama y hacerse millonario (sería hipócrita de mi parte decirles que eso no me interesa), o porque queremos emular a nuestro escritor preferido, pero al final, si no les gusta lo que hacen, no hay razones que valgan. He aquí una verdad absoluta, porque se puede estar errando en todo (nada de fama, ni dinero, ni calidad en la prosa), pero si estás haciendo lo que te gusta… Yo tardé bastante en decidirme, pero les puedo asegurar que no me arrepiento. A veces me frustro y quiero destrozar todo a patadas, o pienso que lo que escribí no vale nada, que solo yo lo voy a leer. Pero lo sigo haciendo de todos modos, porque es lo que quiero hacer.

Gracias por leerme. ¿Le gustaría ver más de mi comic de Star Wars? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo por la red. ¡Hasta la próxima!

5 comentarios:

  1. Muy bueno Alejandro, gracias por compartir! Te invitamos a nuestro blog verdoresdetigrei.blogspot.com.ar. Un saludo!!

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  2. Muy bueno Alejandro, gracias por compartir! Te invitamos a nuestro blog verdoresdetigrei.blogspot.com.ar. Un saludo!!

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    1. Ok, gracias por la invitación. Ya mismo lo estoy viendo. Saludos!!!

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  3. Describiste todo lo que un afisionado; (aunque suene algo fuete) a la escritura siente. Entiendo eso porque igual yo hago una novela. Todo lo que dices es un verdad inmensa, gracias por compartir esto.

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    1. Que bueno que te identifique. Después de escribir por algún tiempo llegas a darte cuenta de que escribir no es como te lo imaginabas al inicio, y eso es algo genial. Escribir te emociona y también te frustra, pero son buenos sentimientos, porque al final lo que se plasma, sea bueno o malo, te pertenece, forma parte de tí, y así, sin quererlo creces como persona. NO cambio eso por nada. Gracias por comentar, saludos!!!

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