Hola ¿Cómo están? El
martes pasado empecé a leer Lo
que el viento se llevó,
de Margaret
Mitchell
y recordé que quería hacer una entrada sobre el tema de la cantidad
de páginas de una novela, porque ¿Cuánto es el ideal?
Siempre he escuchado que
las editoriales en mi país no admiten libros que sobrepasen las
doscientas páginas. Eso se debe a la relación costo-beneficio.
Cuanto más largo el libro, más cuesta imprimirlo. Eso significa que
el libro será más caro en el mercado, y eso, en Uruguay, es
condenarse al fracaso. En mi país, la gente lee poco, y de ese poco
de gente, solo una porción lee autores uruguayos.
Ese último es un tema
que amerita una entrada propia, porque es un poco paradójico. Por
ejemplo, yo no leo autores uruguayos. No porque en mi país no
existan buenos escritores, sino porque las novelas que se publican
rayan entre lo aburrido y lo conformista. ¿Qué fantasía hay en los
contenedores que se desbordan de basura en cada esquina de
Montevideo? ¿Se puede enamorar alguien en uno de los autobuses del
transporte metropolitano, que más parecen camiones de ganado? Seguro
que en mi país hay escritores que comparten esa visión y tienen
ideas innovadoras; pero como son pocos los que leen autores
uruguayos, los que tienen oportunidad de publicar son pocos, y estos
están girando siempre en la misma idea de conformismo. Conformismo
que aleja a muchos lectores de esos títulos, manteniendo el círculo
en movimiento. Los únicos escritores uruguayos que proliferan, son
los que escriben una entrevista a Mujica o los que cuentan su propia
experiencia en el mundial de Sudáfrica 2010 (WTF?).
Pero dejando a un lado la
crítica y volviendo al tema de la entrada de hoy, quiero decirles
que el número de páginas en una novela me obsesionó por mucho
tiempo. Yo siempre preferí la novela al cuento, y cuanto más
paginas, mejor. Adoro esos libros con muchos personajes y en los que
hay de todo: romance, acción, suspenso… Por eso, cuando empecé a
escribir, soñaba con crear una novela que llegara a las seiscientas
páginas. De hecho, todavía es una de mis metas. Pero no es algo que
me quite el sueño.
Creo que es natural
preocuparse por el número de páginas que escribes, pero no puede
ser la prioridad del escritor. Un escritor tiene que contar algo, y
el número de páginas o palabras (que es un método de medición más
certero, puesto que el número de páginas puede variar según la
edición que se le dé al texto), debería estar entre las
inquietudes menos importantes, a la altura de el tipo de letra que
usará en el procesador de texto (hubo un tiempo, cuando escribía la
primera novela que terminé, que cambiaba la fuente cada vez que
iniciaba un nuevo capítulo: era una forma de darle una pincelada
distinta a la hora de la escritura).
Porque es así: si una
historia es buena, un lector la apreciara tanto si tiene dos
párrafos, como si ocupa un bloque de mil páginas.
Un ejemplo de que la
brevedad no es mala:
El principito,
de Antoine
de Saint- Exupéry;
es una historia profunda disfrazada de cuento infantil.
Un ejemplo de que mil
páginas no asustan a un lector:
Tormenta de
espadas,
de George
R.R. Martin;
mi edición es enorme, tiene unas mil cien páginas (sin contar
apéndices y mapas) y es el tercer volumen de una saga que por ahora
tiene cinco libros. Sin embargo, yo no conozco a nadie que no haya
terminado ese libro con el corazón en la boca, pidiendo conseguir el
libro que le sigue.
Por supuesto, existen
ejemplos de lo contrario: libros que son demasiado
largos y libros que terminan antes de lo que deberían. Una
bruja entre tinieblas y el tesoro del rey vampiro
era un ejemplo de lo primero. Conseguí escribir cuatrocientas
páginas, que habrían sido el doble si la hubiera terminado como
esperaba, pero son páginas tan aburridas que ni yo mismo soy capaz
de leerlas.
Hasta aquí la entrada de
hoy. Quería hablarles de este tema porque el libro de Lo
que el viento se llevó
tiene casi mil páginas y ya estoy viendo que me tomará un mes
acabarlo. No por esto, ni porque la historia sea aburrida (por ahora
me está encantando), sino porque tiene letra ultra pequeña y siento
que me voy a quedar bizco.
¿Están leyendo algún
libro? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo. También
pueden agregarme en Google+ o en Facebook. Los botones están a la
derecha ¡Nos vemos!
A qué le llamas "novela conformista" ?
ResponderEliminarSaludos