viernes, 27 de febrero de 2015

El salto


Las olas, cabellos acuosos rizados por la brisa, rubios de sol. Un mundo de arabescos, formas que danzan al son del quejido de las gaviotas. Una alfombra que iba hasta el horizonte. Olor a sal. Azul y blanco sobre mi cabeza. Tierra bajo mis pies, y nada al frente. Detrás, un mundo vacío. Uniformes. Una carta en el suelo de la cocina. Dolor. El futuro deshecho por una bala. Héroe mártir de una guerra sin sentido.
La brisa tiraba de mi vestido, pedía que la siguiera. Un paso y el mundo giró, desapareció en un torbellino de colores. Vacío. Mar, rocas, huesos rotos y sangre. Una voz que pronuncia mi nombre. Brazos. Dedos cerrándose como candados a mi cintura. Dos cuerpos que se pegan. El sabor se unos labios. Un principio en el fin.


Gracias por leerme. Si les gustó el post, compártanlo. También pueden agregarme en Google+ y en Facebook, tocando los botones que hay a la derecha. Nos vemos el lunes, con un nuevo capítulo de La princesa valiente.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Idiomas ficticios


Hola ¿Cómo están? Hoy voy hablarles de un idioma ficticio. Son comunes en los libros y las películas de fantasía. Muchas veces son palabras extrañas puestas para parecer una lengua de otro mundo, pero hay creadores que se tomaron la molestia de idear lenguas funcionales.
Famoso es el caso de J.R.R. Tolkien, autor de El señor de los anillos. Creó varios idiomas ficticios, aunque el más conocido es el Élfico. Este se puede aprender, y de hecho se habla en la Sociedad Tolkien de Estados Unidos. El éxito de su obra influyó a toda una generación de escritores de fantasía, llevándolos a crear sus propios mundos, e idiomas.
La verdad es que esta entrada es una excusa para mostrarles el idioma que creé para mi primera novela. Esa novela, que nunca terminé, se titulaba: Una bruja entre tinieblas y el tesoro del rey vampiro (Sí, todo eso). Para que tengan una idea de que se trataba, imaginen la historia de Harry Potter protagonizada por una chica de quince años. Ella era la única sobreviviente de un hechizo prohibido que mató a sus padres, descubrió que era una bruja y que existía todo un mundo mágico (Tenía incluso mi propia versión del Callejón Diagon).
A pesar de todo ese arsenal de plagios, la historia tenía algunos detalles originales, que me gustaría aprovechar para otras historias. Desgraciadamente, no puedo decir que mis idiomas sean uno de esos detalles. A continuación les dejo una muestra (Tienen permiso de saltarlo).

Hes thesentem rubea hak derhiam
deliedah hellan wodlarg ih holl ellisie,
alsines hes win ih hatnase les hellan wodlarg etnem
beandry selin niwinberd selinsie.

Disem landar earuh alad luh searamdel
milis laephure has gnirtes euh had hetseles,
samales hall ecuald beldrimes euh lobra
hes pirihas on ale leraterde landar earuh ceahald arines.

Isinstam ih selin niwinberd
hes enverd sah milis laephure,
eh milis veranima´es hellan cansur ven
disem milis brene dain les la orsure.

Si alguien lo leyó completo, se merece una medalla. Ese bloque era un hechizo escrito en el idioma de Hetsire Nos, un idioma ancestral de los magos. Tenía un equivalente en español que no recuerdo ni yo, pero en el mundo de la historia, te volvía invisible. Básicamente, tomé el poema en español y fui cambiando las palabras por otras que creaba mediante un sistema de anagramas. Seguía cierta lógica, pero no una tan compleja como para que fuera un idioma funcional.
El poema aparecía en medio de un capítulo. En ningún momento se me pasó por la mente que una persona podría odiar leerlo, y lo peor es que más adelante había otro poema tres veces más largo.
Una bruja entre tinieblas quedó en un cajón, pero lo recuerdo con cariño. A veces, para hacer algo que vale la pena, primero hay que equivocarse y echarlo todo a perder. No digo que ahora soy un gran escritor, pero soy mejor gracias a que cometí errores y supe reconocerlos.

¿Qué les pareció la entrada de hoy? ¿Les gustaría leer algo de Una bruja entre tinieblas? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo por la red. ¡Hasta la próxima!

viernes, 20 de febrero de 2015

Las mejores Piano Songs


Hola, chicos ¿Cómo están? Hoy les traigo una lista con las mejores Piano Songs. Es una lista que he visto en Youtube, y tenía ganas de hacer una propia. Son canciones en las que predomina el sonido del piano. No están en orden, aunque sí hay temas que me gustan más que otros. Como siempre, la elección fue siguiendo mis preferencias personales, sin tratar de influir o despreciar a alguien. Los dejo con la música.

1-    Into the fire, de Thirteen Senses
Es la canción más famosa de la banda. Adoro el video.



2-    1973, de James Blunt
Les dejo un enlace a All the lost souls, porque me gusta la versión del álbum. 1973 es la primera canción.



3-    Won´t be broken, de Keane
Toda la discografía de Keane podría entrar en la lista. Elegí esta canción porque no es tan conocida y es una de mis favoritas.



4-    The Scientist, de Coldplay
No podía faltar. Debo admitir que la banda me genera un cierto rechazo, porque sus canciones han sido repetidas hasta el aburrimiento en todos los medios de comunicación, pero admito que son grandes.



5-    Boston, de Augustana
La intro es lo mejor. También son buenas sus canciones Stars and Boulevards y Sweet and low, pero esta es la más emblemática.



6-    Gravity, de Embrace
Existe una versión de Coldplay, pero no se compara a la original.



7-    Please don´t stop the rain, de James Morrison



8-    Never say never, de The Fray



9-    Ceasefire, de Howie Day



10-     Swanee River, de Huge Laurie
Esta es un poco diferente a las otras, pero me gusta el Dr. House, y esta canción tenía que estar.



¿Qué les pareció? Busqué variar, porque las listas que vi en Youtube repiten las mismas bandas. Mi único pecado fue no incluir canciones en español. Tampoco incluí voces femeninas, pero cuando me di cuenta, la lista estaba armada y no quise modificarla. Adele, Birdy y Agnes Obel podrían entrar perfectamente.
(Toca aquí para ver la segunda parte)
¿Cuáles son sus mejores Piano Songs? ¿Incluirían alguna a la lista? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo por la red. ¡Hasta la próxima!

miércoles, 18 de febrero de 2015

Las recetas de la abuela



Hola, chicos ¿Cómo están? Hoy les quiero compartir una pequeña historia que encontré en un cuaderno. Lo escribí para la clase de Análisis y Producción de Textos, en la UTU, siguiendo una consigna. La profesora dio tres títulos y teníamos que escribir un texto a partir de uno de ellos. Yo elegí Las recetas de la abuela.

Le digo pequeña historia por llamarlo de alguna manera, porque no sé lo que es. Léanlo y díganme que les parece. Aquí va:


Existen muchas razones por las que alguien recordaría a su abuela. Para la mayoría de las personas, la suya es sinónimo de cariño, de irse a la cama tarde después de oír un cuento asombroso, de llenarse la barriga de delicioso pastel.
Cuando era niña, amaba las recetas de mi abuela. Podía pasarme horas acompañándola en la cocina, observándola, y el día en que no lo hacía era oscuro para mí.
Amaba el golpeteo de las cucharas y las ollas, el canturreo de su voz dulce mientras recortaba las zanahorias, y el especiado perfume que siempre floraba a su alrededor. Lo amaba y me inquietaba, pues mi lengua se derretía ante la posibilidad de probar los manjares que mis ojos ya devoraban de antemano.
Y es que las recetas de mi abuela ejercían un efecto raro en mí. Si llegaba enojada de la escuela, solo debía probar una rebanada de los majestuosos pasteles que preparaba, y mi ceño fruncido se transformaba en una sonrisa.
¡Qué rico, abuela!— solía exclamar, lamiendo mis dedos—. ¡Tú sí que haces magia!
Nunca pensé hasta qué punto eran verdad esas palabras…


¿Qué les pareció? ¿Tienen una abuela como esa? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo por la red. ¡Hasta la próxima!

miércoles, 11 de febrero de 2015

El diario del escritor: Mente abierta


Hola chicos ¿Cómo están? En esta entrada de El diario del escritor quiero hablarles de la importancia de tener la mente abierta. Se trata de una actitud que, en mi opinión, es crucial para ser un buen escritor.
Pongamos algunos puntos en claro. Todos tenemos prejuicios: yo los tengo y ustedes los tienen. Sería falso afirmar lo contrario. A lo que me refiero con tener la mente abierta, es a que esos prejuicios que tenemos deben quedar lejos de nuestros textos. Tanto en la etapa de creación, como en el trabajo terminado. La razón es que los prejuicios son muros que se interponen ante cualquier idea, impidiendo que salga a la luz.
Por ejemplo. Un caso evidente de mente abierta, es George R.R. Martin. En sus novelas de Canción de hielo y fuego (Juego de tronos), el autor penetra en mentes dispares (que van desde una niña de ocho años, hasta la de un asesino violador), y las desarrolla de una forma tan compleja, que los personajes te respiran en la cara. Eso no se logra solo imaginando, sino que hay que permitirle a la mente cruzar ciertas barreras que, ya sea por vergüenza o miedo al qué dirán, la mayoría de la gente no traspasa.
Los que leyeron algo de mi novela La princesa valiente, sabrán que está narrada por la propia protagonista. Este detalle, más allá de la calidad del producto terminado, me exige pensar de una manera que, en varios casos, va en contra de mi forma de ser. Porque: no tengo diecisiete, no soy noble, no sé usar una espada ni vivo en un castillo, y, por sobre todo, no soy mujer. Podría haber escrito algo sobre un joven de veinticuatro años que escribe en un blog, pero ¿Dónde estaría lo divertido? Me aburriría escribir sobre eso, y, si algún prejuicio me impidiera meterme en la mente de Madeleine, lo más probable es que ni siquiera sería escritor.
Tal vez, después de leer los ejemplos anteriores, sigan pensando que estoy loco, que solo divago. Lo niego. En la anterior entrada de El diario del escritor (Toca aquí para leerla), les hablé de todos los prejuicios que vencí antes de decidirme a escribir. Pero esa lucha no terminó cuando tomé el lápiz.
La primera novela que empecé a escribir, era de fantasía. Sobre magos. El mayor problema de escribir fantasía épica, es lo complicado de crear algo que no fuera escrito antes por J.R.R. Tolkien, C.S Lewis, o J.K. Rowling (aunque ella tomó ideas de los escritores antes mencionados). Eso no me importó. Tampoco me importaba que mi historia fuera parecida a Harry Potter y El señor de los anillos. Lo que sí me importó fue que la propia novela se transformó en una limitación de mi potencial.
Les explico. Estuve más de tres años escribiéndola, lo que no está mal si la novela hubiera tenido un mínimo de calidad (El propio Tolkien tardó catorce años para escribir El señor de los anillos), pero una forma de pensar cerrada al escribir me impidió ver que estaba cometiendo errores bastante graves, y cuando al fin los noté, era demasiado tarde para repararlos. Entiéndase por errores, una infinita cantidad de adverbios, párrafos del porte de un monolito, y capítulos tan largos, que tardaba horas en leerlos. Pero lo peor, es que yo tenía ideas para varias novelas, que no desarrollaba por estar obsesionado con esta.
Una parte de mi quería escribir una historia romántica, pero otra parte me decía que ese tipo de historias no valían nada, que mejor debía continuar con la fantasía. Al final, convencido de que los errores eran irreparables, la abandone y me lancé a escribir la ansiada novela de romance. Desde entonces he escrito una novela y un relato largo sobre este género.
Por eso insisto con lo de la mente abierta. Si pudiera, lo haría enmarcar en mi pared, porque di muchas vueltas para darme cuenta de que esa es la actitud de un escritor, y ojalá se pudiera llevar como estandarte en todos los aspectos de la vida. No hay peores muros que los levantados por nosotros mismos.

Gracias por leerme. ¿Alguna vez hicieron o dijeron algo convencidos de que estaba bien, y luego se dieron cuenta de que no? Comenten y, si les gustó la entrada, compártanla en la red. ¡Hasta la próxima!

jueves, 5 de febrero de 2015

Trece Sentidos


Hola, chicos ¿Cómo están? Hoy quiero hablarles sobre una de mis bandas preferidas. Es una entrada que planeaba para más adelante, pero ustedes aún me están conociendo. ¿Qué mejor manera de mostrarme que a través de la música que me gusta?
No soy una voz experta, pero disfruto de la música como el que más, y creo que eso me da derecho a opinar. No malinterpreten. Una cosa es exponer un juicio sobre lo que me gusta a mí, y otra es criticar a la gente por el tipo de música que escucha. Lo primero es normal, lo segundo considero que está mal, al menos si se expresa abiertamente.
Dicho lo anterior, les confieso que tengo una debilidad por la música en inglés: escucho muy poca en español. Si me preguntan por qué, la verdad es que no lo sé. No hablo el idioma (cosa que me gustaría enmendar en un futuro), así que supongo que debe estar relacionado con otros de mis gustos. Soy fanático de la literatura fantástica, y los autores más celebres del genero son británicos.
La banda de la que quiero hablarles es Thirteen Senses (Trece Sentidos). Es de Cornwall, Inglaterra, y se hizo famosa en 2004, con su álbum The Invitation. La primera vez que la escuché, me sonó muy parecida a la banda Keane, pero esa sensación se esfumó a medida que fui explorando en su discografía. Tienen cuatro álbumes de discográfica y dos que sacaron de forma independiente, cuando aún no eran conocidos.
Aunque su primer álbum fue exitoso, la banda vivió una serie de fracasos comerciales. En la actualidad, tocan por amor al arte, y su cuarto álbum de discográfica lo lanzaron prácticamente sin publicidad el año pasado. A continuación les dejo una pequeña lista de canciones. El criterio es de una por álbum.

Into the fire (2004)
Esta es su canción más famosa. Es del álbum The Invitation, con el que saltaron a la fama.



Contact (2007)
Pertenece al álbum del mismo nombre. Desgraciadamente, su lanzamiento fue un fracaso. Les comparto la versión acústica, que me gusta más que la original.



Home (2011)
Pertenece a Crystal Sounds, su tercer álbum. Hay como cinco versiones de este tema.



Waves (2014)
Pertenece al álbum A Strange Encounter, que salió el año pasado. Es un álbum triste, casi surrealista.



No other life is attractive (2003)
Pertenece a Falls in the dark, un álbum que lanzaron de forma independiente. Muchas canciones de este fueron reeditadas en The Invitation.



Thirteen Senses me parece un ejemplo de lo que les hablaba el miércoles, en El diario del escritor (Toca aquí para verlo). No ganan dinero con su música, pero ellos siguen tocando porque es su vocación. No importa que tengan que atender a otros trabajos. Por eso quería compartir un poco de su música con ustedes.
¿Qué les pareció la entrada de hoy? ¿Tienen una banda preferida? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo por la red. El lunes hay nuevo capítulo de mi libro. ¡Nos vemos!

miércoles, 4 de febrero de 2015

El diario del escritor: ¿Por qué escribir?



 Hola chicos ¿Cómo están? Les voy a presentar El diario del escritor. Ya saben que estoy escribiendo una novela y me pareció interesante contarles un poco del proceso que me llevó a entrar de lleno en el mundo de las letras. Lo haré a través de una serie de post, que inicio desde ahora hablando de lo más elemental: ¿Por qué empecé a escribir?

Antes dibujaba todo el tiempo. Mi madre estudió arte y mi padre era fanático de los comics (en su adolescencia, y no era Friki), lo que acarreó que dibujara de una forma bastante decente, así que me influyeron. Llené cuadernos enteros con dibujos que iban desde los clásicos dinosaurios (uno de mis temas preferidos), hasta cualquier imagen loca que tuviera en el cerebro.

Estos dibujos fueron mejorando en calidad con el paso de los años. Entre los once y los doce años, cuando cursaba el último grado de la escuela e iniciaba la secundaria, me di cuenta de que si ponía un dibujo junto otro podía crear una historia. En esa época, además, fue cuando descubrí mi pasión por la lectura. Ambas revelaciones me llevaron a crear mis propios cuentos a través de historietas.

Esas historietas eran simples secuencias al inicio, que ganaron sofisticación a medida que los cuadernos se apilaban en mi escritorio. Los que me conocen de esa época, se acordarán de mi famoso comic sobre Star Wars, ese larguísimo que jamás acabé, y del que dejo unas imágenes a continuación (Perdón por la resolución, pero mi celular es jurásico). El punto es que la sofisticación de las ideas que servían de motor para las historias narradas en los comics, creció de tal forma, que sentí que el canal me quedaba chico. Tenía más ideas de las que podía dibujar.










Los libros que leía contribuyeron a esa situación. Entre los quince y los diecisiete llegaron a mis manos tres historias que cambiarían mi forma de pensar para siempre: El señor de los anillos, Las Crónicas de Narnia, y Harry Potter.

El señor de los anillos fue la primera historia fantástica que leí. A los cuatro capítulos ya estaba soñando con mis propios mundos ficticios, con espadas, castillos y leyendas. Mundos que quise llevar a la historieta, pero que me parecían muy complejos, así que solo veía una solución. Tenía que desarrollarlos por escrito antes de ponerme a dibujarlos.

Decirlo era más fácil que hacerlo, y desistí incluso antes de tomar el lápiz.Los que leyeron a Tolkien sabrán que sus libros son masas de letras que intimidan de solo verlos. Mi forma de escribir, pensé entonces, no estaba a la altura de las exigencias de una historia fantástica.

Entonces llegó Narnia. Ya había visto la película y leer el libro solo sirvió para impactarme más. “No puedo creer que una historia tan asombrosa como Las Crónicas de Narnia, esté narrada de manera tan simple”, pensé. La prosa de C.S. Lewis dista mucho de ser simple, pero me lo pareció comparada con la de Tolkien, y al día siguiente estaba otra vez planeando escribir una historia de fantasía. En esa época también estaba leyendo la saga de Harry Potter, y en mi mente se desarrolló la siguiente suma: Ganas de escribir historia de fantasía + Fanatismo creciente por los magos y los mundos ocultos = DEBO ESCRIBIR UNA HISTORIA SOBRE MAGOS.

Ok. Les expliqué como me llegó la idea de escribir mi primera novela (que no es La Princesa Valiente: esta es como la cuarta), pero falta el momento en que me decidí a tomar el lápiz, y para llegar a esto tuve otra influencia. Fue un compañero del liceo, que seguramente me odie por nombrarlo, pero es Facundo Strazzarino.

Facundo escribe y de hecho tiene un blog al que pueden ir tocando aquí (Léanlo, está muy bueno). Tal vez no lo recuerde, pero en esa época, cuando todos esos procesos ocurrían en mi cabeza, le conté que quería escribir una historia y él siempre me dio ánimos. Cada algún tiempo me preguntaba si había empezado a escribir y me decía que quería leer lo que creara. Fueron palabras simples, pero que adquirían importancia viniendo de alguien que no solo escribe, sino que además es talentoso.

Sé que los estoy aburriendo con esta charla y se preguntan a qué quiero llegar. Es a esto: se puede empezar a escribir con sueños de fama y hacerse millonario (sería hipócrita de mi parte decirles que eso no me interesa), o porque queremos emular a nuestro escritor preferido, pero al final, si no les gusta lo que hacen, no hay razones que valgan. He aquí una verdad absoluta, porque se puede estar errando en todo (nada de fama, ni dinero, ni calidad en la prosa), pero si estás haciendo lo que te gusta… Yo tardé bastante en decidirme, pero les puedo asegurar que no me arrepiento. A veces me frustro y quiero destrozar todo a patadas, o pienso que lo que escribí no vale nada, que solo yo lo voy a leer. Pero lo sigo haciendo de todos modos, porque es lo que quiero hacer.

Gracias por leerme. ¿Le gustaría ver más de mi comic de Star Wars? Comenten y, si les gustó el post, compártanlo por la red. ¡Hasta la próxima!